Suspender fondos a OMS durante una pandemia es tan peligroso como suena: Bill Gates
Suspender los fondos a la OMS durante una crisis mundial de salud es tan peligroso como suena. Su trabajo está ralentizando la expansión del COVID-19 y si ese trabajo se para, ninguna otra organización puede reemplazarla. El mundo necesita a la OMS ahora más que nunca", escribió el multimillonario en su cuenta de Twitter.
La Fundación Bill y Melinda Gates, que preside junto a sus esposa, es el segundo mayor donante de fondos a la OMS, con una aportación de en torno al 10 % del presupuesto, sólo por detrás del Gobierno de Estados Unidos que es, a mucha distancia, su principal contribuidor.
Las críticas de Gates se unen a las del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que el martes dijo que ahora "no es el momento" para cortar fondos a la OMS y pidió esperar a que haya terminado la crisis sanitaria para "mirar hacia atrás y comprender cómo surgió esta enfermedad, cómo propagó su devastación tan rápidamente en todo el mundo y cómo todos los involucrados reaccionaron a la crisis".
"Pero ahora no es ese momento. Del mismo modo que no es momento tampoco de reducir los recursos para las operaciones de la OMS o cualquier otra organización humanitaria en la lucha contra el virus", añadió el máximo responsable de la ONU, de la cual forma parte la OMS.
Trump justificó su decisión por la oposición de la OMS al cierre de fronteras para combatir la propagación del virus, por no haber actuado antes y por haber no solo confiado, sino también "alabado", al Gobierno de China.
"Con el brote de la pandemia del COVID-19 tenemos serias dudas de se haya dado el mejor uso posible a la generosidad de EE.UU.", añadió, al recordar que Estados Unidos es el principal donante de la OMS y que aporta entre 400 y 500 millones de dólares al año.
Trump ya hizo público la semana pasada su descontento con la OMS por su gestión del coronavirus, pero reconoció que cortarle la financiación al organismo en plena pandemia no era, quizás, lo más oportuno.
Una semana después, a Trump no le ha temblado el pulso para tomar una decisión que recuerda a su salida de la Unesco, del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, del Acuerdo de París sobre el cambio climático o del pacto nuclear con Irán.
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