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Carrusel: El Síndico Municipal y el Jurídico de Navojoa, al Salón de la Infamia

Jesús Guillermo Ruiz: ¿chamaqueado?
Si en Navojoa se abriera un Salón de la Infamia en “honor” a las negligencias, burradas y atracos cometidos contra la administración pública, algunos estarían apuntados para obtener sitios de privilegio en el recinto.

Dos de los más recientes -entre otros apuntados también por esfuerzo propio-, serían el síndico Jesús Guillermo Ruíz Campoy y el Director Jurídico del Ayuntamiento, Felipe Abel Merino Aragón, con reconocidos méritos para ello.

Nadie podría arrebatarle ese honor a Ruiz Campoy luego de habérselo ganado a pulso, tras firmar cándidamente el desistimiento en el juicio que desde hace 16 años sostenía contra la comuna el ex tesorero municipal Ramón Grajeda Valenzuela, que ya se soba las manitas esperando no nada más la estratosférica indemnización de 6 millones de pesos, sino además ¡su reinstalación! en el cargo.

Bien dicen en otras latitudes sonorenses que cosas así nomás se ven en Navojoa.

El sainete comenzó desde que en el año 2003 Grajeda Valenzuela fue cesado por pérdida de confianza por el entonces alcalde José Guadalupe Curiel Montiel –hoy meciéndose cómodamente en una hamaca como regidor en Hermosillo-, lo que él consideró injusto y decidió lanzarse a los tribunales.

De ese trienio a la fecha, la defensoría jurídica del Ayuntamiento había sostenido el cerco frente a las abusivas y marrulleras exigencias del ex tesorero, hasta que en el actual trienio el diablo metió la cola –y a dos que tres ayudantes- para confabular un arreglo que apesta.

Felipe Abel Merino: Sospechosa negligencia
Apesta a negligencia, a mala fe y a corrupción, porque en la tramoya de la jugarreta final contra el ayuntamiento, “curiosamente” aparece como pieza clave Felipe Abel Merino Aragón, actual Director Jurídico… y primer abogado defensor de Grajeda contra el municipio.

Sospechosamente, cinco trienios después, Merino aparece como parte involucrada en lo que bien podría encuadrarse como un caso de conflicto de interés. Porque le tocó demandar al ayuntamiento, y ahora, ¡15 años después!, extrañamente permite la pifia, la barbaridad cometida por el Síndico Ruiz Campoy de dejar indefensa a la comuna mediante un simple plumazo.

De Curiel hasta acá, todas las administraciones sostuvieron la defensa fundamentada en el recurso de imposibilidad de pago, plenamente justificado si se considera que jamás han existido recursos de sobra, ni siquiera suficientes para otorgar a los navojoenses los más elementales servicios públicos con un mínimo de calidad y eficiencia.

Tan justificado era dicho incidente, que en tiempos del alcalde José Abraham Mendívil prosperó en un caso similar: una demanda contra la comuna por parte de Ernesto Arturo Acosta Gaxiola, donde los tribunales fallaron a favor del Ayuntamiento y determinaron que de la cifra estratosférica que exigía, sólo era merecedor a 3 mil pesos.

Si la memoriam no me falla, estimado lector, Acosta Gaxiola ni siquiera quiso cobrarlos, por vergüenza.

En el caso de Grajeda Valenzuela, vino perfilándose una salida jurídica similar, que tasaba como justo un pago de 600 mil pesos, que el señor rechazó, hasta ahora que puede embolsarse la aberrante cantidad de 6 millones de pesos…gracias a la burrada del señor Síndico y a la sospechosa negligencia del Director Jurídico Felipe Abel Merino.

Digo que el asunto apesta porque no es creíble que Merino haya sido sorprendido con los dedos detrás de la puerta, menos si como siempre ha presumido se come la lumbre a puños en lo jurídico.

Y no lo es, primero porque como fue él quien armó hace 15 años la demanda del ex tesorero debe conocerla al revés y al derecho, y luego porque en su actual cargo se supone que conoce a fondo cuanto litigio enfrenta el Ayuntamiento, para armar la estrategia de defensa –o sostener la que se traía desde hace 5 trienios-, como es su obligación legal.

Jesús Guillermo Ruiz: ¿Chamaqueado?
En todo caso, un candidato –o candidote- natural para una “chamaqueada” de ese calibre era el Síndico Ruiz Campoy porque es Contador Público, no abogado, pero se supone que para eso tiene a Merino, para que lo asesore y evite errores tan garrafales como el que cometió.

¿Lo dejó solo? ¿Acaso Merino es tan indolente que no está al tanto de los asuntos bajo su responsabilidad, y más cuando un fallo adverso le abrirá tamaño boquete a las arcas municipales?

Son muchas las preguntas sin respuesta, pero sí con un chivo expiatorio: el Síndico, que ahora en su aturdimiento sale con el cándido argumento de que buscarán la manera de conseguir un amparo… contra el garrotazo legal que él mismo propició con su firma.

Ahí lo van a hallar, porque quien debería haberlo evitado es Merino, y es quien menos está dando la cara porque quizá en su fuero interno festeja que uno de sus ex clientes alcance tan rimbombante victoria, pues de seguro buena parte de ella la considera como suya.

(Si a eso le sumamos el aspecto político, el Director Jurídico debe andar festinando el resbalón del Síndico, porque éste encabezaba a quienes desde adentro de la comuna denunciaban presuntas irregularidades administrativas. Para ellos, una pifia de este calibre no es motivo de preocupación, sino de fiesta).

Total, nadie les quitará el porrazo contra las finanzas municipales, en una administración que ha venido batallando en serio para medio mantener el barco a flote.

¿Cómo cubrir ahora lo que demanda Grajeda, si a un año de iniciada apenas hubo recursos para comprar 5 camiones recolectores de basura?

Para disfrazar una voracidad que chocaría abiertamente con su vocación de predicador de secta protestante, Grajeda ha mostrado una magnanimidad que no se cree ni él: ha salido con que está dispuesto a negociar la forma de pago, de tal manera que si no hay suficiente efectivo, el señor puede aceptar que se le cubra el adeudo con bienes del ayuntamiento. Terrenitos y esas bagatelas, pues.

¡Ah!, y como el fallo judicial también contempla su reinstalación, dice que no la aceptará en consideración a que “respeta” mucho al equipo de trabajo de la alcaldesa Rosario Quintero.

¡Cuánta generosidad, cuánto desprendimiento, pudiendo convertirse en Tesorero Municipal de por vida!

¿Cómo no reconocerle su “respeto”, si gracias a una aparente pero sospechosa pifia terminó doblando al Ayuntamiento?

Con esos asesores, ¿para qué quiere enemigos la alcaldesa Rosario Quintero?

Mientras, en los mentideros políticos y entre la ciudadanía medianamente informada, corre como reguero de pólvora la sospecha de que en este desenlace hay gato encerrado, y que Grajeda Valenzuela no será el único ganón.

Con un pastel de ese tamaño, varios estarán esperando su tajada por hacerse “chombitos” para que ganara, rajándole leña al Ayuntamiento…a costillas de los navojoenses

Como de ver dan ganas…

Y si ese es el caminito para saquear las arcas municipales, hay quienes ya pararon las orejas porque hacia allá se enfilaría otro litigio de larga duración: el que sostiene contra el Ayuntamiento la empresa “Mexicana de Gestión del Agua”, que también pide las perlas de la Virgen como indemnización.

Dicha empresa obtuvo la concesión para manejar el servicio de agua potable durante el trienio de Arsenio Duarte Murrieta (1994-97), pero luego le fue retirada y obviamente también se lanzó a los tribunales.

A ver si ahora no surge ooootro lamentable descuido con un desistimiento de la comuna, para acabarla de hundir.

Porque ya se vio, con el caso de Grajeda, que los demandantes no descansan y el Director Jurídico Abel Merino hace como que busca aviones, mientras le comen el mandado.

Si el ex tesorero anda viendo qué se embolsa, “Mexicana de Gestión del Agua” es capaz de embargarles el palacio municipal.

Entonces sí, de tanto cacarear la presunta ruina, los funcionarios municipales la exhibirán despachando en la banqueta.

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