¿Por qué Indonesia aún somete a las mujeres a un test de virginidad para unirse a los cuerpos de seguridad?
INTERNACIONAL.- 4 DE JULIO.-
Human Rights Watch pide al país asiático que elimine la práctica “cruel y discriminatoria” hacia las candidatas
“Si no son vírgenes, si son traviesas, significa que su mentalidad no es buena”. Esa era la asombrosa explicación que hace dos años el entonces jefe de las fuerzas armadas indonesias, Fuad Basya, daba a los medios para explicar por qué las mujeres estaban forzadas a pasar por un examen de virginidad antes de sumarse a las filas del cuerpo de seguridad. Una prueba “cruel y discriminatoria”, denuncia Human Rights Watch (HRW), que Indonesia continúa sin eliminar.
La llaman, eufemismos al margen, la “prueba de los dos dedos”. Porque son, literalmente, un par de falanges las que se insertan en las vaginas de las candidatas para percibir si el himen está intacto y así tratar de averiguar si la aspirante es o no virgen. Una prueba “degradante”, según HRW, y además inútil, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que no tiene ninguna validez científica.
La prueba se realiza a mujeres jóvenes solteras, de entre 18 y 20 años, que desean ingresar en el Ejército o en la Policía de Indonesia, asegura HRW en un reciente informe. La ONG afirma que se trata de una práctica realizada durante décadas que a veces se extiende a las prometidas de los oficiales. El examen se presenta oficialmente dentro de la prueba “psicológico y de personalidad” que las aspirantes han de hacer después de la prueba física y la académica, y es llevado a cabo por “razones de salud mental y moralidad”.
“Si no se hace así, entonces alguien con malos hábitos puede convertirse en personal militar. Los soldados son los defensores de la nación”, arguyó Basya. Cuando aún estaba al frente del Ejército, aseguró a la prensa local que una candidata que había perdido la virginidad fuera del matrimonio presentaba “un estado mental incompatible” con el desempeño castrense. Una cuestión, se deduce de sus palabras, casi de seguridad nacional para el entonces jefe del Ejército de Indonesia, país de mayoría musulmana pero ampliamente secular.
Andreas Harsono, investigador de HRW en Indonesia, asegura que no hay indicios de que el sucesor de Basya, Gatot Nurmantyo, tenga una visión contraria a la de su predecesor, pues no consta que se haya manifestado en contra de la prueba. Ni la Policía ni el Ejército informan a las candidatas de los resultados del test, luego les resulta imposible saber si este afecta en caso de ser descartadas.
“Hemos esperado tres años a que prohibieran la prueba. Como no lo han hecho, hemos decidido publicar otro informe”, apunta Harsono. El primero fue lanzado en 2014 y se centraba en la Policía; el segundo, en 2015, ponía el foco en el Ejército. Tres años después, el investigador asegura que empieza a haber resistencia contra el test en ambos cuerpos de seguridad, tanto entre las mujeres como los hombres. “En cuanto las mujeres comiencen a ocupar puestos de mando, urgirán a que se elimine”, señala Harsono.
Algunos militares indonesios relataron a la organización de derechos humanos que las fuerzas de seguridad han intentado justificarla como un modo para determinar si las aspirantes están embarazadas. Un pretexto que, además de ser también inválido desde el punto de vista científico –pues dicha prueba no puede determinar si una mujer está encinta-, “es una forma de discriminación de géneroprohibida por las obligaciones legales internacionales de Indonesia”, alude HRW.
Por todo ello, HRW denuncia en su informe “una pésima falta de voluntad política en Indonesia para proteger los derechos de las mujeres” y pide al presidente, Joko –Jokowi- Widodo, que interceda para prohibir la práctica –también realizada en países como India, Sudáfrica o Egipto-, considerada un ejemplo de violencia contra las mujeres según la OMS. Así, indica la ONG, Indonesia estará cumpliendo con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. Aunque según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) Indonesia ha mejorado en materia de igualdad de género en los últimos años, el país aún ocupa el puesto 113 de 188 en la clasificación al respecto del organismo.
Human Rights Watch pide al país asiático que elimine la práctica “cruel y discriminatoria” hacia las candidatas
“Si no son vírgenes, si son traviesas, significa que su mentalidad no es buena”. Esa era la asombrosa explicación que hace dos años el entonces jefe de las fuerzas armadas indonesias, Fuad Basya, daba a los medios para explicar por qué las mujeres estaban forzadas a pasar por un examen de virginidad antes de sumarse a las filas del cuerpo de seguridad. Una prueba “cruel y discriminatoria”, denuncia Human Rights Watch (HRW), que Indonesia continúa sin eliminar.
La llaman, eufemismos al margen, la “prueba de los dos dedos”. Porque son, literalmente, un par de falanges las que se insertan en las vaginas de las candidatas para percibir si el himen está intacto y así tratar de averiguar si la aspirante es o no virgen. Una prueba “degradante”, según HRW, y además inútil, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que no tiene ninguna validez científica.
La prueba se realiza a mujeres jóvenes solteras, de entre 18 y 20 años, que desean ingresar en el Ejército o en la Policía de Indonesia, asegura HRW en un reciente informe. La ONG afirma que se trata de una práctica realizada durante décadas que a veces se extiende a las prometidas de los oficiales. El examen se presenta oficialmente dentro de la prueba “psicológico y de personalidad” que las aspirantes han de hacer después de la prueba física y la académica, y es llevado a cabo por “razones de salud mental y moralidad”.
“Si no se hace así, entonces alguien con malos hábitos puede convertirse en personal militar. Los soldados son los defensores de la nación”, arguyó Basya. Cuando aún estaba al frente del Ejército, aseguró a la prensa local que una candidata que había perdido la virginidad fuera del matrimonio presentaba “un estado mental incompatible” con el desempeño castrense. Una cuestión, se deduce de sus palabras, casi de seguridad nacional para el entonces jefe del Ejército de Indonesia, país de mayoría musulmana pero ampliamente secular.
Andreas Harsono, investigador de HRW en Indonesia, asegura que no hay indicios de que el sucesor de Basya, Gatot Nurmantyo, tenga una visión contraria a la de su predecesor, pues no consta que se haya manifestado en contra de la prueba. Ni la Policía ni el Ejército informan a las candidatas de los resultados del test, luego les resulta imposible saber si este afecta en caso de ser descartadas.
“Hemos esperado tres años a que prohibieran la prueba. Como no lo han hecho, hemos decidido publicar otro informe”, apunta Harsono. El primero fue lanzado en 2014 y se centraba en la Policía; el segundo, en 2015, ponía el foco en el Ejército. Tres años después, el investigador asegura que empieza a haber resistencia contra el test en ambos cuerpos de seguridad, tanto entre las mujeres como los hombres. “En cuanto las mujeres comiencen a ocupar puestos de mando, urgirán a que se elimine”, señala Harsono.
Algunos militares indonesios relataron a la organización de derechos humanos que las fuerzas de seguridad han intentado justificarla como un modo para determinar si las aspirantes están embarazadas. Un pretexto que, además de ser también inválido desde el punto de vista científico –pues dicha prueba no puede determinar si una mujer está encinta-, “es una forma de discriminación de géneroprohibida por las obligaciones legales internacionales de Indonesia”, alude HRW.
Por todo ello, HRW denuncia en su informe “una pésima falta de voluntad política en Indonesia para proteger los derechos de las mujeres” y pide al presidente, Joko –Jokowi- Widodo, que interceda para prohibir la práctica –también realizada en países como India, Sudáfrica o Egipto-, considerada un ejemplo de violencia contra las mujeres según la OMS. Así, indica la ONG, Indonesia estará cumpliendo con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. Aunque según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) Indonesia ha mejorado en materia de igualdad de género en los últimos años, el país aún ocupa el puesto 113 de 188 en la clasificación al respecto del organismo.
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