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CARRUSEL Al “Pato” le cambiaron de párroco; Germán Martínez desnuda a AMLO


Al “Pato” le cambiaron de párroco;
Germán Martínez desnuda a AMLO
Pisó estas tierras del sur Ernesto “El Pato” de Lucas y como siempre, le puso sabor al caldo con un abanico de declaraciones.
Como se dice coloquialmente, hubo de dulce, de chile y de manteca, desde su lealtad al PRI por encima de la que podría deberle a Eduardo Bours como su mentor político, hasta su convicción de que se mantendrá como árbitro imparcial a la hora de buscar el candidato a relevar a Claudia Pavlovich.
“Y que quede grabado”, desafía, mientras como por no dejar ubica a por lo menos cuatro cartuchos para el reto del 2021.
Le recordamos cómo nació en la política cobijado por el ex gobernador y cómo se le ubica ahora en el bando de Manlio Fabio Beltrones, lo que bien podría ubicarlo en el grupo de los “chapulines” o convenencieros, ambos tan de moda.
Entonces afirma que, sin tener pleito con Bours, ante todo es leal al PRI, y por ese sólo hecho confía en que el ex gobernador le brinda su apoyo, como que están del mismo bando.
“Sigo en la misma parroquia, sólo que me cambiaron de párroco”, dice en tono críptico, aunque se cuida de revelar qué Obispo (a) ordenó el relevo de su confesor original de cabecera.
Respecto al 2021, “El Pato” afirma que el PRI tiene buenas cartas probables con “El Borrego” Gándara, el coordinador de la diputación priista Rogelio Díaz Brown, el Secretario de Gobierno Miguel Ernesto “El Potrillo” Pompa Corella e incluso la Secretaria General del partido, Kitty Gutiérrez.
Reitera la vigencia de su mensaje al asumir el mando del PRI: “la tierra es de quien la trabaja”, que hará de complementarse con decisiones abiertas de la militancia, no cupulares, porque de lo que se trata “es de ser más revolucionarios que institucionales”.
(Al rato nos enteramos que Pompa Corella viene dos días a Álamos en gira “de trabajo”, y no podemos pensar menos que si bien las palabras mayores tardarán un rato, por lo menos hay visto bueno para el placeo, amén de que ya están viéndose calcomanías con el slogan ¡Puro Potrillo!).
De Morena y sus gobiernos prefiere no opinar “ni criticar sin propuestas”, además de que considera poco el tiempo que llevan ejerciendo el poder, y una salida parecida utilizó al referirse a la amenaza de la CTM de paralizar 2 mil empresas en demanda de respuestas del gobierno federal en varios rubros que afectan a los obreros.
Aquí, dice, coincide con Javier Villarreal en el fondo porque la causa es justa, más no en la forma, porque se afectaría a las empresas. En todo  caso, vería más razonable que las protestas cetemistas se escenifiquen ante las dependencias que están fallando.
Hubo de todo, pues, en la visita del “Pato” de Lucas, que alborota al grillerío priista rumbo a la renovación del Consejo Político Estatal, que muy a su estilo, lleva por lema “Prohibido no cuestionar”.
Por cierto, el que salió de la reunión brincando en un pie es el ex diputado y ex alcalde Natanael Guerrero López, que desde el próximo sábado empezará a despachar como presidente de Unidad Revolucionaria en el Estado, una de las centrales del PRI.
De vuelta a la grilla. Su mero mole…
“Los muertos que vos matáis…”
El Presidente de teflón recibió la crítica más ácida y llegadora de cuantas se le pueden haber endilgado desde que tomó posesión, y no precisamente de sus opositores, sino de quien hasta ese día ocupaba una posición de primera línea: Germán Martínez Cázares, quien le tiró los fierros en el IMSS.
Germán Martínez, con AMLO: discurso hipócrita
Porque al margen de que en su carta de renuncia aparentemente soltó el golpe hacia el Secretario de Hacienda, fue sólo la finta. El recto a la mandíbula fue para López Obrador, primero porque Carlos Urzúa no se manda solo –menos con el presidencialismo exacerbado de AMLO- y luego porque le pegó donde le duele al tabasqueño, acusándolo tácticamente de aplicar una política hipócrita cuando le tupe al neoliberalismo, pero lo sigue aplicando.
Palabras más, palabras menos, le recordó aquello de que “los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”.
Martínez Cázares no se anduvo por las ramas al poner el dedo en la llaga, hasta desnudar la soterrada pugna por los “huesos” administrativos en los estados. Poco antes de su salida y en diálogo personal, le había adelantado al Presidente: “Yo no voy a despedir a los doctores; la gente se va a morir en las calles”, como síntesis de que el criminal recorte de recursos en el IMSS –ni más ni menos que por 4 mil millones de pesos- es una austeridad mal entendida e inhumana.
“Ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano; ese control llega a escatimar recursos para los mexicanos más pobres”, sostuvo.
Veamos varios párrafos lapidarios de su carta:
“El Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el 'cargo' que el 'encargo'".
Señaló que “algunos funcionarios de Hacienda intentan una remodelación cosmética del IMSS, con la que se pretende reformar el Reglamento para colocar funcionarios administrativos en los Estados desde dicha Secretaría, y así anular a los Delegados que el Consejo Técnico aprobó”.
"Buscan nombrar, en todo el país, una suerte de 'delegados administrativos estatales', fuera de este Consejo, para que ellos, en los hechos, administren desde lo local al IMSS. Sólo creo que el eje de su reforma deben ser las personas que se atienden en el IMSS, y no los funcionarios que trabajan en el IMSS", apuntó.
A querer y no, López Obrador acusó el golpe, sobre todo viniendo de Martínez Cázares, a quien él mismo había elogiado en redes sociales. Hay un registro de su cuenta de Twitter del 4 de mayo del 2018, donde textualmente, el tabasqueño escribió: “Hoy nos acompañó Germán Martínez en la gira por Yucatán. Para mí, el alumno más destacado de Carlos Castillo Peraza”.
No era cualquier cosa llamarlo “el alumno más destacado” de quien aun es considerado el último de los grandes ideólogos del PAN.
Los tiempos cambiaron abruptamente, pero como López Obrador no está acostumbrado a perder ninguna, tragó gordo y fiel a su estilo intentó irse por la tangente para minimizar su renuncia, aunque terminó tachándolo de rajón.
“Lamento que Germán haya renunciado, pero somos libres. No queremos peleles, gente sin criterio, somos libres. ¿Por qué nos va a dar temor que haya una renuncia?”, dijo.
Criticó a quienes “a la primera”  dicen que está muy difícil: “qué barbaridad, ya no podemos, ya me voy”
“Está prohibido rendirse cuando se trata de justicia. Cuando se tiene una profunda convicción, cuando se le tiene amor al pueblo, ¡qué me voy a dejar vencer por una disposición legal o por lo que dice una Secretaría!, aunque se trate de Hacienda”.
Como para desdeñar más su salida, López Obrador adelantó que no será la única renuncia, sino que están por venir dos más.
Sean una, tres o las que vengan, lo cierto es que la renuncia de Martínez Cázares le abre un boquete a la Cuarta Trasformación porque la están desnudando por dentro. No se trata de “austeridad republicana” ni de ahorros bien razonados y calculados, sino de recortes injustificados, brutales e inhumanos en áreas tan sensibles como la salud, donde terminarán golpeando a los más necesitados que tanto dice defender el Presidente, como se los dijo Martínez Cázares.
Tampoco en educación está haciendo malos quesos: este gobierno le recortó 4 mil millones de pesos al sistema de Colegios de Bachilleres y mil millones más a los Cecytes. ¿Primero los pobres?
¡Ah!, pero eso sí: amarró 6 mil millones de pesos para empezar a construir su juguetito sexenal del Tren Maya, un proyecto sin pies ni cabeza, un dispendio como lo será también la refinería de Dos Bocas en Tabasco.
Gobierno de ocurrencias, de caprichos y de improvisaciones, pues, pero al gusto del “Señor” al que no se le atravesaba nadie y mucho menos de su propio equipo –un gabinete de opereta-, hasta que le tiró el arpa Germán Martínez Cázares.
Seguramente eso es lo que más enchiló a López Obrador: que le exhiban su doble discurso de decir una cosa y hacer otra, de satanizar las políticas neoliberales mientras sigue aplicándolas al pie de la letra.
Es el recordatorio de que “los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”. 

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