"Mi papá mató a mi mamá" dijo el niño sobreviviente del tiroteo en Tijuana
Mientras su padre disparaba una escopeta hacia los oficiales de la Policía de Tijuana que intentaban detenerlo, Enoc, se escondía en uno de los cuartos de la casa en Playas de Tijuana de donde escapaban una lluvia de balazos, a unos pasos de él estaba el cadáver de su madre y a unos metros más el cuerpo de su hermana, una bebé de unos seis meses, envuelta en una cobija y enterrada en el patio.
“Mi papá mató a mi mamá”, fue una de las primeras frases que el niño de 9 años le dijo al personal del Sistema de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) en Baja California, cuando trataron que hablar con él para conocer la historia detrás de un tiroteo que dejó a dos personas muertas –el agresor, su padre, y a su madre-, además de dos policías municipales heridos, que ahora están fuera de peligro.
A diferencia de otros casos, la procuradora de la Defensa del Menor en el estado, Consuelo Luna, en este, no hay pistas que hablen de violencia intrafamiliar que esté relacionada con maltrato hacia los menores. Aquí, dice, según el relato de Enoc, las cosas cambiaron de un momento a otro.
El niño habla de sus padres como casi cualquier otro. Él, un carpintero y electricista. Ella, un ama de casa que ayudaba a su papá.
Ambos ayudaban a mantener y cuidar la casa, en su memoria no habla de golpes entre sus papás ni hacia él o su hermanita, aunque sí habla sobre el consumo de drogas de su padre, no sabe cuál tipo, pero sabe con certeza que lo que consumía estaba prohibido.
Desde que Enoc fue rescatado por una oficial de la Policía Municipal y traslado a un albergue del DIF estatal, ningún familiar lo ha reclamado.
Solo dijo que tenía familiares en Michoacán, a los que no conocía más que de oídas, de los que ni siquiera recuerda su nombre, salvo que viven o vivían al Sur del País.
Algunos vecinos recuerdan solamente a su padre y a Enoc, de la mamá y la bebé casi nadie sabe nada, era como si no existieran pues ninguna salía de la casa que hace poco acababan de comprar e incluso de remodelar al construirle un par de cuartos, también recién pintados.
“Sí te podría decir que parecía un poco violento”, dice una vecina que prefiere que su nombre no sea publicado. Tras las rejas de su casa, cuenta que desde que los conoce solamente en una ocasión los miró de cerca, eran el niño y su padre, caminaban hacia un pequeño restaurante a unos metros de donde ocurrió el tiroteo.
Ahí se sentaron y comieron.
“El trato era muy seco, a lo mejor para unos está bien pero para mi no, no había como mucho cariño”, recuerda la joven, quien también dice que, según otros vecinos, en otras pocas ocasiones ya lo habían percibido como un hombre conflictivo.
Apenas unas horas antes del ataque armado, los residentes de la Sección Dorado, escucharon al hombre gritar incoherencias “eres el anticristo”, les decía a unos, “playas es la peor área del mundo”, les gritaba a otros. Aunque los hechos tomaron por sorpresa a algunos, otros que ya conocían a la familia, como un vecino que vive a menos de media cuadra, no les sorprendió tanto.
“Ya habíamos visto que había un problema de drogas, la familia era muy reservada, nunca entraban o salían más que el papá, que acababa de regresar de Estados Unidos”, dice el hombre que recién visitó la casa junto con su esposa para colocar una veladora por la muerte de la mujer y la bebé.
Incluso su esposa recuerda que durante la balacera el hombre estaba desnudo, “tenemos fotos porque estábamos desde la casa viendo todo, yo creo que estaba loco, solo alguien así puede hacer lo que hizo”, de la mujer.
Ahora, tanto el papá -quién inició con el tiroteo- como su esposa y la bebé están muertos, solo Enoc sobrevive y se encuentra en un refugio, del cual las autorizases responsables de su custodia desconocen cuándo saldrá.
La procuradora de la Defensa del Menor dijo que durante la primera entrevista Enoc no pudo dar detalles por el estado en el que se encontraba que, a pesar de no estar herido ni mostrar alguna lesión de antes, no era el mejor en cuanto su mente. Para él, aunque hablaba de la muerte de sus papás, ellos no necesariamente estaban muertos sino tal vez solo heridos, en algún hospital de la ciudad.
“Nuestra prioridad es darle tratamiento terapéutico para poder avanzar”, dijo la funcionaria, “está conmocionado y estamos pensando lo mejor para él, ya después estará en condiciones de decir lo que tenga que decir, pero ahorita su bienestar es lo principal”.
Nadie más que Enoc puede dar una declaración sobre lo ocurrido en la vivienda sobre la calle Paseo del Pedregal, ningún adulto además de sus padres muertos conocen la historia, pero en tanto mejora su estado de ánimo y con ayuda de personal en materia sicológica, el niño no está en la posibilidad de narrar lo ocurrido, mientras espera ser reclamado por algún familiar, en refugio del DIF estatal.
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